Pensemos en Dos caras.

Hablemos de lo fácil que sería ser Dos caras, sí, el villano de la moneda en el universo de DC. Solo hay dos decisiones, sí, no. Qué más quieres en la vida. Aunque bueno, él solo hace lo que le dice la moneda.

Imagínate a dos caras manejando un dado. Bueno, sería un completo desastre de villano, porque por un lado, estaría dándole 6 amenazas diferentes a Batman en una escena de acción. Solo imagínalo, lanzando el dado, que dirían esas otras caras... ¿"tal vez si" "tal vez no" "no se me antoja hoy"? Un completo problema, para cuando escoja una, Batman ya le habría roto toda la cara, o al menos tardaría un poco más en saber lo que debe hacerle a Batman, o como debería reaccionar ante ese caso. 

Bueno, ahora piensa en dos caras, con una baraja de cartas. Cuantas posibilidades tendría ahora, de todas las diferencias y dificultades que se le otorgaría, esas opciones varias que lo mantendrían en un mar de pensamientos. Sería ya luego como nosotros. Ya no sería Dos caras. Solemos pensar en tantas opciones y posibilidades en las situaciones que se nos presentan, que a la final a veces nos confundimos, a menos de que estés determinado a ya tener una decisión concreta. Pero, que sentido tiene llamarse Dos caras si manejas unas 48 posibilidades diferentes. 

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